Tener un buen día es cuestión de elección, no de las circunstancias. ¿No te lo crees? Bueno, déjame explicarte.
Quizás allá fuera hace un día gris, llueve y sólo tienes ganas de quedarte en casa debajo del nórdico calentito, de llamar al jefe y fingir que estás enfermo (todos lo hemos hecho alguna vez..).
Entonces, ¿cuál es el secreto para tener un gran día?
Bueno, sería como una buena receta: necesitas los ingredientes clave.
Toma nota:
Indice
1. Haz algo que te emocione cada día
No importa quan ocupado estés, siempre habrá muchas cosas que te gusten para hacer cada día. La verdad es que tienes que aceptar que no puedes hacerlo todo, si es que eres humano…
Por eso debes planificar tu día: Márcate un horario para hacer aquello que te ilusiona.
Aunque sean cosas de 5 minutos, seguro que pueden iluminar tu día o, simplemente, optimizar tu tiempo. Quizás puedes almorzar con un compañero de trabajo que quieres conocer mejor, o bien salir fuera y caminar un ratito después de comer para desconectar. Quizás encontrar un momento en tu día para planear tus próximas vacaciones, o leer el periódico en un bar antes de empezar tu jornada.
Hacer algo que realmente te guste, cada día, incluso si son pequeñas cosas, te ayudará a disfrutar cada día y sentirte más a gusto.
Hazlo como nueva rutina.
2. Enfrentate a tus retos
El miedo es la cosa más limitante en la vida. Se trata de una reacción visceral para protegernos de un peligro que no existe realmente y que nos retiene en nuestra zona de confort. A menudo el miedo nos impide avanzar y ello se traduce en una rutina aburrida.
La buena noticia es que puedes superar estos miedos. En lugar de centrarte en el peor de los escenarios (por ejemplo: haré el ridículo durante mi presentación y todo el mundo lo va a notar), enfócate en las soluciones y en las opciones (por ejemplo: quizás puedo practicar mi presentación con un compañero o ir a un curso para mejorar esa habilidad).
Realiza pequeñas acciones para ir consiguiendo tu objetivo. Todo se aprende. La gente que sabe más que tú sólo lo ha practicado más veces. Tú lo puedes y lo sabes. Nada es comparable con la sensación de sentirse orgulloso/a de ti mismo ir avanzando con un objetivo te dará dirección y motivación.
3. Dale perspectiva e inspírate.
Vale quizás ir al trabajo todos los días no es lo que más te gusta y puede ser por mil razones. Ir a trabajar a una empresa puede ser para ti la dosis más elevada de frustración.
Pero todo es cuestión de darle perspectiva. Yo estaba en un trabajo que no me gustaba y al que me resultaba difícil ir cada día. Pero entonces me recordaba a mí misma que nada es permanente y todo cambia. Poco tiempo después dejé este trabajo para desarrollar un proyecto que me hace muy feliz. Si lo hubiera pensado en su momento, que una oportunidad como ésta me iba a llegar, me hubiera relajado.
Recuerda que si no estás bien, tampoco se acaba tu mundo para siempre. Quizás dentro de poco te saldrá una oportunidad de trabajo mucho mejor. O bien este trabajo tiene otro propósito que te puedes plantear. Se puede tratar de un trabajo temporal para que puedas ahorrar para algo que estás soñando como viajar por ejemplo. Considera este trabajo temporal para un propósito que es más grande e importante para ti y aguantarás mejor a tu jefe 😉
Estas tres cosas cambiarán tu rutina si las aplicas cada día y verás las cosas de una manera diferente.
Y recuerda lo más importante: ¡no hacer nada es productivo! Que sí, te aseguro que no es una pérdida de tiempo, si no que te permite recargar tus energías y a tomar distancia con tu día a día.
Es en ese tiempo que puedes encontrar la inspiración para tomar tus mejores decisiones.
¿Cómo te parece que vas a llevar el próximo lunes?
¡Disfruta!
